En los últimos meses, especialmente desde principios de año, he estado intentando limpiar y ordenar los muebles de mi mente.
Todo comenzó en Atenas un 14 de enero. Había decidido tomar un descanso de mi agitada vida en Madrid para conocerme mejor, viajar por el mundo y descubrir mis talentos.
La vida me impulsaba sutilmente a escribir sobre los sentimientos, ya que era lo que estaba ocupando mi mente antes de publicar Luz para la Depresión. Investigué diligentemente todo lo que pude sobre el tema. El problema que encontré es que había demasiada información disponible ahí fuera (Google, librerías, Wikipedia, etc.). Así que decidí empezar desde dentro.
Me senté frente a una hoja en blanco y me pregunté:
—¿Cómo te sientes, Sergio?
Para mi sorpresa, no contesto una única voz, sino decenas. Ahí fue cuando pude confirmar que dentro de mí, y probablemente dentro de todos los mortales, existen muchos "yoes".
Había algunos muy simpáticos y educados con los que me encantaba conversar. Otros, en cambio, eran bastante ásperos e intransigentes.
Al principio de mi viaje, allá por marzo en Vietnam, sentí la tentación de hacer una selección de los mejores sentimientos, como si estuviera eligiendo a los mejores deportistas de un país.
En la delantera estaría Entusiasmo; en el centro del campo, repartiendo juego, Cariño; por las bandas, Gratitud y Coraje; y en el centro de la defensa, Felicidad y Esperanza.
Pero pronto me di cuenta de que, aunque prefería la compañía de algunos, realmente necesitaba a todos. Comprendí que sentimientos como la preocupación, la pereza o la insatisfacción no estaban ahí como zancadillas o caprichos del destino, sino como maestros para enseñarme.
Como diría mi admirado Raimon Samsó:
«Los sentimientos son el modo de comunicación del universo».
Así que, poco a poco, me dispuse a observar y analizar cada uno de ellos. Cuáles eran sus rasgos de personalidad, sus virtudes y defectos. Y lo más importante, cuándo y en qué momentos aparecía cada uno.
El "Sergio frustrado" emerge cuando las cosas no salen como espero; si me miro al espejo, veré mi ceño fruncido y mis puños apretados.
El "Sergio entusiasmado" toma protagonismo con las buenas ideas, trabajando en el proyecto adecuado y rodeado de las personas correctas.
De esta manera, saqué a la luz a todos y cada uno de mis "yoes". En julio, al regresar de Indonesia, pude confirmar que los había conocido a todos (sin lograr domarlos jeje).
Y precisamente debido al cariño que les fui procesando durante mi travesía por Asia, le dediqué un cuento a cada uno de estos sentimientos. De esta forma, como una bonita colección de relatos cortos, quedaron reunidos todos los “yoes” en mi segundo libro: El Viaje de los Sentimientos.
Por cierto, el libro se publicará muy pronto. A ti, querido lector que me sigues con frecuencia, la próxima semana te daré la fecha exacta de su lanzamiento.
Gracias! Este post me llega en un momento en el que, llevaba varios días queriendo identificar y poner voz a esos yoes de los que hablas! Es el impulso que necesitaba. Y por otro lado, deseando leer tu nuevo libro, ahora.mas, sabiendo la temática. Estoy terminando el de "Luz para la depresión" y me está encantando. Enhorabuena por tu dedicación!!